19.8.08

IONESCO Y LOS TITERES - Fernando González

A propósito de «La Cantante Calva»
Las primeras piezas del teatro del absurdo aparecieron en París a principios de la década del 50. Las más relevantes fueron escritas por Eugene Ionesco, Samuel Becket y Jean Genet. Luego florecieron en Inglaterra en la obra de Harold Pinter y en Estados Unidos con Jack Gelber y especialmente Edward Albee. Estos dramaturgos no constituyen un movimiento organizado, pero pese a que tienen mucho en común, ya que sus obras reflejan con gran sensibilidad el malestar que caracterizó esa era de la ansiedad. El absurdo es la conciencia en el hombre de la disparidad entre sus sueños y los límites que demarcan .
Es Ionesco (Slatin 1912, París 1994) principal representante de este teatro; en 1948 con el estreno de su primera obra «La cantante calva», un clásico representado por todo el mundo, y de la cual, en Argentina, Dalmiro Sáenz practicamente calcó diálogos de su popular «¿Quién yo?. El teatro de títeres no estuvo fuera de este fenómeno. En uno de sus ensayos, Ionesco ve a los personajes de «La cantante calva» como «...caracteres sin carácter. Títeres. Criaturas sin rostro.O quizás, mejor aún, marcos vacíos, que los actores pueden llenar con sus propios rostros, sus propias formas, su carne, su sangre».

Más aun, sus primeras obras, recibieron una influencia significativa del teatro de títeres, donde los personajes parecen muñecos mecánicos. El mismo lo sugiere así en uno de sus ensayos:
«Cuando era niño recuerdo que mi madre no podía arrancarme de la representación titiritesca de Punch y Judy en los Jardines de Luxemburgo. Hubiera ido todos los días, y lo hacía muy frecuentemente; podía quedarme durante horas con la boca abierta, como hechizado. Pero no me reía. Ese espectáculo de Punch y Judy solamente conseguía dejarme atónito ante el escenario, escuchando cómo hablaban los títeres, cómo se movían, cómo se peleaban. Era la imagen del mundo que tenía ante mis ojos, extraña e improbable, pero verdadera, muy verdadera, en la forma profundamente simplificada de la caricatura, como si los titiriteros se hubieran propuesto poner énfasis en la naturaleza grotesca y brutal de la verdad».

Fuente: Nelvin Vos, Ionesco/Albee y el teatro del absurdo, Ed. Megalópolis, Bs As, 1968.

El titiritero de Banfield

Anónimo dentro del movimiento titiritero nacional, de formación autodidacta, conocido por pocos, es difícil encontrarlo porque siempre está en movimiento, no participa de Festivales, sus espectáculos son dirigidos a público adulto que autodenomina TEATRO DE PERSONAJES, la temática de sus obras se relaciona con la esencia humana, tiene editado un CD con cuentos...es como los rayos ultravioletas, no se lo ve pero está.

La cruzada
Su formación como profesor de Educación Física en Banfield y una tenue aproximación al teatro y realización de títeres, fueron suficientes para que mezclados con unas incontenibles ganas de viajar hicieran que Sergio Mercurio, se embarcara hace más de 11 años en una cruzada de grupo que los llevaría a caballo desde Jujuy hasta Alaska. La propuesta era ir realizando actividades callejeras, él se presentó con un monólogo y fue aceptado. La cruzada se frustró antes de empezar y Sergio siguió camino con otro proyecto, el de sacar fotografías de la realidad Latinoamericana, además del de trabajar como artista callejero, cosa que hizo de inmediato con un número que mezclaba un monólogo con un personaje de clown y un títere (Boby, uno de los personajes que lo acompañaría en su carrera). La cosa andaba muy bien y las presentaciones se multiplicaban, hasta que fue contratado por municipalidad de San Salvador de Jujuy para realizar una campaña contra el cólera con títeres, ante este panorama novedoso los muñecos estaban eligiendo su destino, y rápidamente escribió un texto para ellos con temática adulta para presentar en el teatro local. El público y la prensa empezó a llamarlo de titiritero para sorpresa de sus oídos, y así empieza una historia que perdura hasta hoy.

El titiritero
De regreso a Banfield hace temporada con el espectáculo que había creado en Jujuy, y se propone estructurar un nuevo viaje mucho más extenso. Se prepara para partir a Bolivia y llegar hasta Méjico, trabajando nueve meses en cada país y tres meses en Argentina, obviamente que para un viajero itinerante es difícil respetar tiempos preestablecidos, y en Bolivia se queda dos años, alternados con viajes a la Patagonia. En La Paz entra en contacto con el grupo de teatro Los Andes, con quien convive e intercambian experiencias. En Sucre en el año ’95 estrena su clásico espectáculo “El titiritero de Banfield”, con gran éxito, y empieza a recibir el reconocimiento de todos, además de propuestas laborales que lo retienen en ese país. En el ’96 forma el grupo Los Totó que dirige mientras hace unas escapadas a Chile. Luego en el ’97 se dirige a Uruguay haciendo presentaciones por todos los departamentos del vecino país, en este caso respetó los nueve meses, trabajando en bares con nuevos números que componen la obra “De Banfield a Méjico”, para entonces también ya había nacido otro espectáculo: “En camino” que estrena a fines del ’97. En el ’98 se va a Brasil, en el ’99 a Perú, el 2000 Ecuador, el 2001 Colombia y Venezuela pero ya el cansancio de la vida itinerante empezaba a sentirse sumado al agotamiento del trabajo (120 funciones al año). En 2002 con compañera e hija recorre Centro América poniendo un límite al viaje en el 2003 hasta llegar a Panamá, Guatemala y Méjico. Lo interesante de su trabajo es que cuando empezó a viajar no existían en Latinoamérica espectáculos de títeres para adultos siendo el esfuerzo inmenso para seducir al público para sus presentaciones pero reconfortante por los resultados y el asombro de la gente. Formando espectadores de éste género y porque no adictos a sus personajes.

Vivir el viaje
El estar continuamente en contacto con gente diferente vinculada con la cultura, músicos, actores, pintores, poetas, hicieron que Sergio Mercurio se nutriera rápidamente del aire del lugar, siempre buscando nuevos públicos para contar sus historias, desde geriátricos, cárceles, bares, teatros y todas estas experiencias aportaban material para nuevos proyectos. Durante los primeros cuatro años de viaje se había propuesto presentar sus obras con música en vivo interpretada por un músico local, un desafío que le dio grandes amigos. Hubo pautas que mantuvo como reglas, entre ellas el no viajar como invitado a los países, simplemente el proponerse ir es suficiente, tampoco depender de Secretarias de Cultura o Instituciones burocráticas, entrando en contacto con la gente del lugar que trabaja de manera independiente. El efecto sorpresa siempre actúa de manera favorable, el presentarse en lugares no convencionales son una característica de su trabajo. Los comienzos fueron difíciles y ha pasado por las vivencias mas dispares, positivas y negativas,... “todo lo que te puede pasar viajando, yo lo viví, que te afanen, que te echen del país, que no te paguen, que te metan en cana, conocer gente buena y gente de mierda. Pero tengo hermanos del camino desde Ushuaia hasta Nicaragua”.
Por Guillermo Bernasconi, Banfield agosto 2003.