28.5.08

BARLETTA Y LOS TITERES por Miguel Germino

Leonidas Barletta (1902-1975). Prolífico escritor de cuentos, ensayos y novelas. Periodista. Creador del Teatro independiente. En su afán por comprender a los que menos tienen, por interpretar los lenguajes populares tuvo un fugaz acercamiento al mundo de los títeres.
Nació en Buenos Aires un 30 de agosto en el barrio Norte, perdió a su madre a los siete años, tuvo una infancia dura y fue monaguillo de la iglesia del Pilar; mas tarde, trabajador portuario y boxeador.
La obra de Barletta se destaca por una escritura sencilla en la que se combinan la ternura y la reciedumbre, en un retrato de la vida cotidiana de la gente común, en los pequeños y, a veces, dramáticos azares de su existencia, sin caer en el sentimentalismo pero gravitando el sentimiento callado de sus protagonistas. Pinta con maestría un mundo de contradicciones e injusticias, en el cual las criaturas más humildes se debaten contra un ensañamiento que alcanza, muchas veces, la crueldad.
Para entender su obra hay que recordar que el movimiento literario porteño entre los años 1920/30 estuvo dividido por dos grupos: Florida y Boedo, los primeros cultores del genero naturalista, buscaban la revolución en el arte, entre los que se encuentran Borges, y otros. Ambos tenían periódicos y revistas para publicar sus obras. El grupo Boedo fue fundado en 1922 por Castelnovo, Olivari, Stanchina y Barletta y difundían una literatura realista de alto contenido social, buscaban el arte para la revolución. “Hacemos realismo porque tenemos la convicción de que la literatura para el pueblo debe ser sincera, valiente; debe contener la nota agria de la verdad dicha sin limitaciones y el sollozo sordo de la miseria y del dolor”. Aunque con el paso del tiempo escritores que pertenecían a un grupo se pasaban al otro. En 1930 Castelnovo declara: “tanto Florida como Boedo, sirvieron de pretexto para iniciar una discusión que por entonces era necesaria. Muerta la discusión, ambos grupos pasaron a la historia”.
Publico mas de cincuenta libros de cuentos, novelas y ensayos, entre los que pueden citarse: Royal Circo (’30), Historia de perros (’50), De espaldas a la luna (’64). En 1947 obtuvo el premio Hernandez Cata al mejor cuentista de América, con La Flor y en 1954 gano el HC cubano con Cuento de hadas. En 1970 la SADE le otorgo por unanimidad el “Gran Premio de Honor”.
EL TEATRO DEL PUEBLO
El 30 de noviembre 1930 comienza a funcionar, bajo la dirección de Barletta, en un pequeño local de la calle Corrientes, entre Reconquista y San Martín, para pasar luego a la calle Carlos Pellegrini 340 (lugar desaparecido por la apertura de la avenida 9 de Julio). Pasa entonces a la calle Corrientes 1528 –donde había funcionado el Teatro Nuevo- hasta que es clausurado tras el golpe del 4 de junio de 1943. Acondicionara entonces un sótano donde funcionara una academia de baile, en Diagonal Norte 943, para seguir con su obra escénica. La experiencia de Barletta se basa en el “Teatro Libre” de 1926 y el “Teatro Experimental” (Tea), con los que logra formalizar un nuevo movimiento destinado a revitalizar la escena argentina, marcando las décadas del 30 y 40. Fue el primero en llevar al tablado a escritores nacionales que no tenían cabida en el teatro comercial, como Roberto Arlt, del que estrenaba todas sus obras.
El Teatro del Pueblo era un emprendimiento polémico, abierto a los mejores valores literarios, en momentos en que el teatro nativo se debatía en la decadencia. Barletta, convocaba agitando una campana en plena calle Corrientes, va a su rescate y logra acercar a un publico vacante a un terreno virgen. Sin grandes medios escénicos, sin apoyatura de una escuela de teatro -sólo existían algunas academias privadas- los artistas debían hacerse a fuerza de coraje y dedicación, sin afán de lucro, ya que la entrada solo costaba diez centavos y nadie recibía honorarios por su trabajo. Todos hacían la limpieza, albañilería, carpintería, electricidad y todo lo que hiciera falta para el éxito de las funciones.
“Sus montajes no tenían nada de Stanislasvsky, el pretendía algo propia, nacional”, recuerda Rosa Eresky, que integro junto a su hermana Celia el elenco de Barletta. El Teatro del Pueblo abrió una picada hacia lo popular, con exposiciones en plazas y en las puertas de las fabricas, permaneciendo la sala a disposición de toda manifestación artistico-cultural.
Sin dejar sus otras actividades, en 1951 funda el semanario Propósitos, que se convertirá en una nueva trinchera; aseguraba que era posible decir las cosas más tremendas si estas están sostenidas por la fuerza de la verdad, lo dirigió durante treinta y tres años. Además ya había participado de otros proyectos editoriales como las revistas Los Pensadores y Claridad, colocándose siempre del lado de los postergados y los olvidados, en una sociedad plagada de egoísmos e injusticias.
En 1968 un infortunado episodio obligo a amputarle una pierna, pero aun así no disminuyo su actividad.
De todo el material consultado, nada se encontró especifico sobre el contacto de Barletta y los títeres, solo hay dos obras publicadas en una Antología de Ediciones Pedagógicas de 1986: “El burlador burlado” y “Cuento del afilador”, basado en Hansel y Gretel. Claro esta que en su Teatro se realizaban funciones de títeres todos los domingos.

EL BURLADOR BURLADO

Un fondo de campo y, en primer termino, un árbol cargado de manzana sin madurar.
Negrito.- (Desperezándose y bostezando) ¡Ah, que linda mañana hace! ¡Que perfume dan los manzanos! Y que hambre me da todo esto: Y mama se ha ido y no me ha dejado mas que un cachito de pan seco. Bueno, no hay que enojarse por eso. Comeremos pan seco con olor a manzanas, hasta que maduren las manzanas.
Villano.- Chico, ¿qué tonteria estas haciendo?
N.- Comiendo.
V.- ¿Pan seco?
N.- Ecco.
V.- ¿Y no te hace mal a la barriga?
N.- ¡Diga!
V.- ¡No te cases conmigo!
N.- ¡Digo!
V.- Lo que digo es que si fueras más vivo podrías comerte una sabrosa manzana colorada que se ve desde
aquí.
N.- Yo no la veo, están todas verdes, y además no alcanzaría a agarrarla.
V.- Dame ese pedazo de pan y te la haré bajar por aquel pájaro.
N.- ¿De veras?
V.- Dame. Ya veras que poder tienen unas migas. (Mirando hacia arriba). ¡Eh! Doña Urraca, quiere bajarme
esa manzana madura para este chico y yo le daré en pago este pedacito de pan! Eh... ¿sí?
N.- Yo no veo ninguna doña Urraca.
V.- Esta allá. ¿No la ves? Ese pájaro de cola larga, allá; ¿no ves? Entre las ramas... (mientras el chico busca,
se come el pan, se golpea la barriga y le dice al publico)... Realmente estaba rico el pan durito como un
bizcochito. Aprendan chicos a ser vivos. La glotonería también tiene sus inconvenientes. Por una
manzanita verde el chico perdió su pedazo de pan.
N.- (Después de escuchar, también se dirige al publico). Me parece que este me embromo, pero yo lo voy a
Arreglar. (Gritando hacia la copa del árbol): ¡Gracias doña Urraca! Cien veces, gracias, mil veces gracias,
mil millones de veces, gracias. Estaba riquisima la manzanita.
V.- ¿A quien le das las gracias, por centenas, millares y millones?
N.- ¿Cómo a quien? A doña Urraca, que me alcanzo la manzana madura.
V.- ¿qué manzanita madura?
N.- La que me acabo de comer.
V.- Yo no veo a ninguna doña Urraca.
N.- ¿Cómo no? Esta allá en aquella rama donde usted la dejo. (Gritando): ¡Gracias, doña Urraca: gracias! No
importa, no haga caso, cuando mama venga le daré el pan que se comió este buen hombre. Era pan duro,
de tres días...
V.- ¿Pero, a quien hablas? Yo no veo a ninguna urraca.
N.- ¿Cómo, no la ve? ¿De veras que no la ve? Mire, allá derechito... derechito, entre aquellas ramas; arriba...
arriba... (Toma una rama gruesa.) ¿Ve allá? (Lo golpea).
V.- ¿Eh, quien fue?
N.- (Esconde la rama) ¿Eh, que le paso?
V.- ¿Quién me pego?
N.- Habrá sido una ramita del manzano. ¿Ve allí, donde esta roto el tronco... ve... allí?
V.- ¿Donde?
N.- (Lo vuelve a golpear) ¡Allí! ¡Allí! (Esconde la rama)
V.- ¡Ay... Ay! ¿Quién me pego?
N.- (Mirando hacia arriba) ¡Eh! ¡Doña Urraca! Déjese de tirar manzanas verdes... que le han pegado en la
bocha de este señor... y le han hecho un chichón... ¿Eh... que dice?... no le oigo bien... ¿Qué dice? (Al
villano) Dice que le pega porque usted la engaño y se comió el pan que le ofreció por la manzana.
V.- ¡No hay urracas por aquí... no mientas... lo de la urraca fue un invento mio!...
N.- Sin embargo... mire bien... ¿ve? Allá... entre las ramas.... ¿ve? Allá esta, pude verla bien... Allá esta.
V.- ¿Dónde?
N.- (Volviendo a pegar con furia) Allí.... Allí... Allí...
V.- (Sale corriendo) ¡Ay!... ¡Ay!... ¡Ay!...

FIN
Publicado en FardoM Nº 26 Mayo.Junio.Julio 2003

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